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sábado, 26 de abril de 2014

Estas dos fuentecillas a los pies del Generalife y tan maltratadas se alimentaban de las filtraciones de las Acequia Real, hoy no mana el agua de sus chorros y están abandonadas a su suerte. Llamadas la primera de la Salud, parece ser que por los beneficios que la ingesta de sus aguas producía y la segunda de la Agrilla, ambas fueron protagonistas de fantásticas leyendas, de los encuentros de aquellas famosas tertulias que en su día dieron lugar a la fundación de la Cofradía de la Fuente del Avellano por el insigne escritor granadino Ángel Ganivet que reunía a los más inquietos, ilustres y cultos de nuestra ciudad y quien sabe de las mil historias de amor y desamor fraguadas en estos parajes. Son las hermanas pequeñas de aquella, pasándola y siguiendo una vereda frondosa se llega a un espacio espectacular, si el deterioro no nos lo impidiese, nos podríamos sentar en sus bancadas y contemplaríamos el cerro Valparaíso, la Abadía del Sacromonte y el valle del río Darro, por desgracia también nos encontramos abandono y diversos cármenes, muchos en completa ruina, el telón de fondo por el contrario lo configura un cuadro bellísimo del Albayzin. Llegados aquí, la paz inunda los sentidos pues ningún sonido de la ciudad llega, la naturaleza en estado salvaje, el murmullo del agua del río Darro, de los insectos que pululan y los olores de las diversas plantas y florecillas silvestres son la única compañía.

Resolución de 6 de abril de 2016, de la Dirección General de Bienes Culturales y Museos, por la que se incoa el procedimiento para la inscripción en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz como Bien de Interés Cultural, con la tipología de Zona Patrimonial, del Valle del Darro, en los términos municipales de Beas de Granada, Granada y Huétor Santillán (Granada).





Junto al camino o vereda del Avellano, 
tras pasar la del mismo nombre y la fuente de la Salud, 
nos encontramos a esta Fuente Agrilla, 
conocida también por su localización como la tercera del Avellano. 
Hoy seca, como la anterior, se halla abandonada a su suerte. 
Su humilde frontis, que engalanaba un tímido caño, 
ha desaparecido, igual que una lápida 
que daba cuenta de algunos detalles de la misma. 
Del mismo modo, la bancada o poyos de piedra 
utilizados por los antiguos aguistas están en mal estado. 
Sentados en ellos se tenían unas privilegiadas 
vistas del Sacromonte granadino y de su Abadía, 

todo ello al otro lado del río Darro. 

Al igual que las otras fuentes del Avellano, 

su alimentación provenía en gran parte de rezumes 
y pérdidas desde las acequias superiores del Generalife 
y de la Alhambra.





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